buenisimos!!

Cualquiera se equivoca.
..Un cura recién ordenado se confiesa por primera vez con su obispo:
..- Dime hijo mío, ¿qué tal has llevado los votos durante esta tu primera semana?
..-Verá eminencia, en cuanto a la pobreza he regalado mi hábito y me visto con uno que ya se había desechado, mis sandalias están rotas y llenas de agujeros y doy la mitad de mi comida a los pobres que vienen al comedor.
..- Muy bien, hijo mío, muy bien, continúa.
..- En cuanto a la obediencia hago cualquier cosa que me mande cualquier otro padre sin pensar en si es justo o adecuado, dando gracias al Señor por tener el privilegio de obedecer.
..- Muy bien, hijo mío, excelente, excelente.
..- Finalmente, eminencia, en esta semana he hecho el amor con 37 mujeres.
El Obispo casi se cae de la silla y con ojos desorbitados pregunta:
- Pero... ¡ Hijo mío ! ¡¿ y el voto de castidad ?!
El curilla, asustado y con cara de perplejidad responde
- Pero... pero ... ¿ No era de CANTIDAD?



Buenas intenciones
..Un hombre llega a su empleo con los dos ojos morados.
Su jefe le pregunta qué le sucedió, y el hombre respondió:
..- El domingo estaba en misa, y cuando nos pusimos de pie noté que a la señora que yo tenía enfrente, la falda se le había metido entre las nalgas, así que gentilmente se la saqué. Parece que no le gusto por ella se volvió y me dio un solo coñazo en un ojo.
..- ¡Claro! De pronto pensó que estabas abusando, pero ¿y el otro ojo? Como es que esta morado también.
- Bueno, es que como ella se había enojado, le trate de poner la falda como la tenía antes...



La cremallera
..En la parada del autobús, un nutrido grupo espera, en apretada fila, para subir al vehículo. Le llega el turno a una bella joven, quien viste altas botas y chaqueta a combinación con una estrecha minifalda de cuero.
..La joven se percata de que el escalón de acceso al autobús es tan alto que la escueta faldita que porta le va a impedir subir. Sonrojada, se lleva las manos atrás, buscando la cremallera.
..La localiza, la baja un poco y se dispone a subir.
Nada! Todavía la falda le impide levantar la pierna para alcanzar el escalón.
Mira avergonzada al chofer, sonríe tímidamente y, de nuevo, se lleva las manos atrás y baja un poco más la cremallera.
Pese a todo, aún la faldita le impide levantar la pierna para subir en este nuevo e inútil empeño.
La gente que espera en fila comienza a incomodarse y a protestar.
Un tipo grandote que esperaba su turno detrás de ella, toma a la muchacha, súbita y ágilmente, por la cintura, y la sube al autobús cual una pluma. La muchacha, furiosa, se vuelve al desconocido y le reclama:
- ¿Cómo se atreve a tocarme? ¡Descarado! Yo no sé quién es usted... !Fresco!
Y el hombretón, encogiéndose de hombros, le responde:
- Bueno, señorita, pensé que después de haber tratado de abrirme la bragueta dos veces seguidas... ya éramos amigos, ¿no?

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